Por Ing. Agr. Luis A. Acuña 
Desarrollo Comercial, Rainbow Bolivia
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Sorgo, Trigo y Maíz son considerados dentro de las rotaciones en campos sembrados con soya en la temporada de verano.

Dentro del sistema de siembra directa, son excelentes cultivos, ya que permiten dejar rastrojo encima del suelo, lo que posibilita conservar la humedad y mantener la estructura física y química de los suelos, pensando en la sostenibilidad del cultivo de soya de verano.

El hecho de aplicar un sistema de rotación de cultivo es muy importante para el manejo del suelo, ya que se rompe el ciclo de resistencia de malezas, plagas y enfermedades que podrían estar en los siguientes cultivos.

De esta forma, el productor estaría ahorrando en sus costos en la aplicación de plaguicidas, rompiendo esquemas de monocultivo (soya/soya), donde las plagas se vuelven resistentes y el costo de producción se incrementa.

Es recomendable incluir el cultivo de gramíneas, como maíz, sorgo (granífero o forrajero) y trigo, que tienen alta relación C:N, cultivos con mayor persistencia que permitan mejorar la cobertura de rastrojo sobre el suelo.

La incidencia de plagas y enfermedades en los cultivos:

La variabilidad climática en época de invierno en los últimos años en nuestra región ha marcado cambios dentro de los ciclos de los insectos plagas, al igual que otros organismos vivos, los insectos plagas son capaces de sobrevivir únicamente dentro de ciertos límites marcados por factores ambientales como la temperatura, la humedad relativa o el fotoperíodo.

Dentro de este rango, estos factores influyen a su vez sobre el nivel de respuesta de actividades tales como la alimentación, la dispersión, la puesta o el desarrollo.

Como por ejemplo, el trigo presenta la ventaja de permitir el control de malezas gramíneas anuales en forma eficiente y económica, corta el ciclo de hongos saprófitos, que permanecen en rastrojo en zonas donde el trigo tiene preponderancia en la rotación.

La rentabilidad está relacionada al conocimiento aplicado por ha. La producción y protección eficiente exigen más ciencia, más conocimiento y mayor comprensión de la dinámica poblacional de las plagas y enfermedades.