30 de Septiembre 2019 Escenario de malezas tolerantes y resistentes




Por Ing. Agr. Luis A. Acuña 
Desarrollo Comercial, Rainbow Bolivia
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La tasa de aparición de malezas tolerantes y resistentes ocurre exponencialmente, no es un proceso gradual que se pueda ver, una vez que se ve, es muy tarde para prevenirlo. Hoy tenemos que hablar del problema que ocasionan las malezas tolerantes y resistentes en varias regiones de la zona agrícola al afectar la producción de los principales cultivos.

Desde la década del 90´ y hasta muchos años más tarde, el uso continuo de glifosato como herbicida post emergente y de metsulfurón como herbicida pre emergente elevó la presión de selección sobre las malezas a niveles elevados. Esta tendencia promovió en el mediano plazo el surgimiento de especies de malezas tolerantes y resistentes a los herbicidas mencionados, dificultando así el modo de controlarlas. Asimismo, comenzó un modelo de producción simplificado que sumado a los precios internacionales muy favorables de la oleaginosa, hicieron que la soya se expandiera en forma explosiva. De allí en adelante comienza un periodo de monocultivo.

La acción conjunta de estos factores determino que se ejerza una importante presión de selección sobre las malezas, dirigida fundamentalmente a especies adaptadas al no laboreo y relativamente tolerantes al glifosato, generando cambios en la abundancia relativa donde comenzaron a destacarse especies de malezas presentes históricamente pero que no pasaban desapercibidas.

Esta situación ha derivado en la necesidad de usar un mayor número de herbicidas, incrementando los costos; el retorno de principios activos que fueron dejados de usar y muchos productores vean la necesidad de complementar el control de malezas con métodos mecánicos (labranzas).

DIFERENCIA ENTRE RESISTENCIA Y TOLERANCIA


La diferenciación de estos dos conceptos es importante, ya que frecuentemente son confundidos y/o empleados como sinónimos.

Según el Comité de Acción de Resistencia a los Herbicidas (HRAC), se define como: Resistencia a la capacidad natural y heredable de algunos biotipos de malas hierbas de una población determinada para sobrevivir a un tratamiento herbicida, que debería controlar con eficacia esa población en las condiciones normales de uso.

El avance de la resistencia surge por la selección ejercida en la población de plantas, debido al uso reiterado del mismo herbicida o de herbicidas del mismo mecanismo de acción, es decir, por malas prácticas agronómicas.

Tolerancia es la capacidad natural heredable de una especie para sobrevivir y reproducirse luego de la aplicación de un principio activo. Es decir, son aquellas que no se controlaban con un determinado herbicida y que nunca fueron controladas con ese principio activo.

La tolerancia a los herbicidas no es un problema nuevo ya que se evidenció en los comienzos del control químico selectivo, por ejemplo con el abuso del 2,4 D en cultivos de cereales y está estrechamente relacionado (entre otros factores) con el espectro de acción de un herbicida en particular, a una dosis dada, con el tamaño de la maleza, con la frecuencia de empleo de ese herbicida y su persistencia.

FACTORES CONCURRENTES EN CASOS DE TOLERANCIA O RESISTENCIA DE MALEZAS


Cuando empezamos a observar fallas en el control de malezas, nos nace una pregunta: ¿Tengo malezas resistentes en mis lotes? En realidad muchas veces es el inicio del camino a la resistencia y para ello podemos ver los siguientes factores concurrentes que nos llevan a este camino:

  • Rotación de cultivos limitada o nula
  • Siembra directa – Adaptabilidad
  • Control químico dependiente de pocos ingredientes activos o grupos químicos
  • Prácticas de manejo repetitivas
  • Falta de planificación a mediano y largo plazo
  • Escaso o nulo reconocimiento de especies – falta de monitoreo
  • Desconocimiento de biología de especies de malezas y de su dinámica poblacional.

 ¿CÓMO MANEJAR ESTE TIPO DE MALEZAS EN CAMPO?


Ya no es novedad, el escenario actual de resistencia de malezas requiere que los productores ideen nuevas estrategias de manejo que comprendan a la problemática como un todo, como un sistema; y, en este sentido, que realicen un control integral.

La mejor solución al problema de malezas resistentes es la prevención.  La clave para el manejo de la resistencia es reducir la intensidad de la presión de selección, usando una combinación de diferentes estrategias:

  • Monitorear los campos de manera frecuente, a lo largo del ciclo del cultivo, para identificar malezas y observar escapes, para determinar si una práctica de control de malezas es necesaria, basada en lo económico, no por razones cosméticas o estéticas.
  • Rotar herbicidas con modos de acción diferentes.
  • Control químico en etapas muy tempranas (estado crítico) de la maleza.
  • Combinación de prácticas de control (mecánico, químico), cuando le sea posible.
  • Limpiar los equipos de labranza y de cosecha, antes de moverlos de campos infestados con malezas resistentes a campos libres de malezas resistentes.
  • Mantener bajas poblaciones de malezas, especialmente luego de la cosecha, Así evitamos la producción de semillas.
  • Rotación de cultivos que permitan el uso de diferentes herbicidas y/o técnicas de control mecánico, y que puedan también proveer ambientes competitivos diferentes.

La clave es contar con un programa de control de malezas efectivo, planificando alternativas en la secuencia de tratamientos en el año y el punto de partida es el arranque en barbechos, ningún herbicida por sí sólo va a solucionar los problemas de malezas que tenemos actualmente. Justamente llegamos a esta situación de resistencia por el uso constante de un único modo de acción, el glifosato.

Por este motivo, instamos a que los productores sepan utilizar los herbicidas disponibles en el mercado, pero los combinen con otras herramientas como las rotaciones de modos de acción, las rotaciones de cultivos y la siembra de cultivos de cobertura.